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>Mi Vida
Lyn Hejinian
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Traducción de Pilar Vázquez y Esteban Pujals
Colección inéditos de arte 2
Publica: Acto Ediciones
Distribuye: Editorial Lampreave www.lampreave.es
Mi vida se publicó por primera vez en 1980, es decir, en
el fragor de las polémicas que rodearon la aparición
en el horizonte poético estadounidense de lo que ha venido
etiquetándose desde entonces como poesía “Language”.
La denominación procede del título de la revista
neoyorquina L=A=N=G=U=A=G=E, la más conocida de las publicaciones
que a finales del decenio de 1970 articularon la insatisfacción
de un grupo amplio y variopinto de poetas en relación con
el tipo de composición lírico-autobiográfica
en verso libre que en los Estados Unidos se había erigido
en el modelo normativo para la poesía a partir de la publicación
de la antología de Donald Allen The New American Poetry
(1960). Entre los debates y reflexiones que ocuparon a los poetas
emergentes destacaron siempre los referidos a la especificidad
de la poesía en relación con otros tipos de discurso
y a la posición desde la que se ejerce la práctica
de la escritura. Mi vida tematiza éstas y otras muchas
áreas de problematicidad en relación con la escritura,
abriendo el texto a posibilidades difusas de la significación
comúnmente vedadas por la conformación que suelen
adoptar el poema lírico y el discurso autobiográfico
en prosa. Más que una persona, o la sensación que
una persona pueda albergar de una continuidad íntima consigo
misma, las oraciones, frases y fragmentos lingüísticos
que constituyen Mi vida sugieren la exterioridad plena de la lengua,
de los clichés y de las frases hechas, y la previsibilidad
relativa de las expresiones comunes en las situaciones cotidianas.
En este sentido el título del libro parecería evocar
un sujeto de la enunciación que cabe identificar con la
lengua misma, con la variedad culta del inglés hablado
en California en los decenios de 1950, 1960 y 1970 pronunciando,
paladeando ese título mismo: Mi vida.
Si en su concepción general Mi vida sugiere una escritura
despersonalizada, anónima como la propia lengua, como la
vida verbal de una generación entera de hablantes, representada
metonímicamente por una selección de sus frases
y expresiones características, combinadas, eso sí,
con indudable acierto paratáctico, es en las recurrencias,
en las repeticiones e insistencias del texto, donde aparecen trazas
de la cualidad situada, especificada, que asociamos con la noción
de una autobiografía. En la textura que resulta de estas
reapariciones cabe leer la noción de una identidad no idéntica
a sí misma, zafada a la previsibilidad, y ello vincula
Mi vida a un memorable conjunto de iniciativas genuinamente utópicas
de escritura protagonizadas por mujeres en la segunda mitad del
siglo XX: Clarice Lispector, Angela Carter, Monique Wittig o Hélène
Cixous. Más allá de esta ineludible adscripción
generacional, el texto de Mi vida aparece ligado a otros proyectos
emprendidos por Hejinian a finales del decenio de 1970, como Gesualdo
y Writing is an Aid to Memory, ambos publicados en 1978 y concebidos,
como Mi Vida, en la estela de la investigación iniciada
por Gertrude Stein a comienzos del siglo XX en relación
con la temporalidad, la memoria y la escritura.
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>Clement Greenberg entre líneas
Thierry de Duve
Seguido de un debate inédito con Clement Greenberg
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Índice
8
Prefacio
Los tres Greenberg
14 Capítulo I
Los caminos de la crítica
38 Capítulo II
Los silencios de la doctrina
86 Capítulo III
Trémulas reflexiones
118 Capítulo IV
Un debate público con Clement Greenberg |
Bibliografía
del autor
Nominalisme pictural: Marcel Duchamp, la peinture et la modernité
París: Éditions deMinuit, 1984
Essais datés I, 1974-1986
París: Éditions de la Différence, 1987
Au nom de l’art: Pour une archéologie de la modernité
París: Éditions de Minuit, 1989
Résonances du readymade: Marcel Duchamp entre avant-garde
et tradition
Nîmes: Éditions Jacqueline Chambón, 1989
Cousus de fil d’or: Beuys,Warhol, Klein, Duchamp
Villeurbanne: Art Édition, 1990
The Definitively Unfinished Marcel Duchamp (ed.)
Cambridge,Mass.: MIT Press, 1991
Faire école
París: Presses du réel, 1992
La Déposition
París: Dis Voir, 1995
Du nom au nous
París: Dis Voir, 1995
Kant after Duchamp
Cambridge,Mass.: MIT Press, 1996
Voici: Cent ans d’art contemporain
Amsterdam: Ludion-Flammarion, 2000 |
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Este libro, como tantos otros, llega tarde. Llega tarde por ser
la primera versión en español de un autor cuya extensa obra teórica
lo ha convertido en un referente ineludible en el debate internacional
desde los años 70. Pero llega tarde, sobre todo, porque pone de
manifiesto la desalentadora pereza y la vaguedad reflexiva que
caraxxxcterizan desde hace demasiado tiempo a la literatura artística
en nuestro país.¿Quién entre nuestros modernos asumiría como propio
el reto que supone la obra de un Marcel Duchamp para a continuación,y
tras haber escrito algunas de las páginas más lúcidas sobre los
misterios del readymade, comprometerse en una relectura, apasionada
y crítica, de los textos de su principal detractor? Se nos pueden
ocurrir algunos nombres, pero serán escasos. Para hacerlo hay
que buscar lo que les une y les diferencia más allá de lo que
ellos mismos o sus exegetas nos han contado.Y lo que abunda en
nuestra lengua es la cómoda reproducción de las ideas recibidas,
también, o especialmente, de las que se postulan como “nuevas”o
“radicales”.Para aquellos que tienen a Duchamp por bandera,Greenberg
no es sino un viejo carcamal y el chivo expiatorio de los males
de esa modernidad que, según algunos, constituye un episodio ya
superado de nuestra historia reciente.
Por
esto resulta tan sintomática la recepción de sus textos críticos.
Pese a estar poco y mal traducido al español nadie parece dudar,entre
los que están al día, de que tras los ajustes de cuentas de la
postmodernidad su figura representa “todo” lo que hay de despreciable
y prescindible en el arte del siglo xx. Es lo que hemos aprendido,
lo que no deja de ser irónico, leyendo a sus propios discípulos.
Pero hace ya tiempo que aquellos debates que orientaban en la
misma dirección todas las brújulas han de perdido su ímpetu. Hoy
sabemos que aquellas fogosas diatribas teóricas no fueron sino
una efímera moda intelectual, y que las tan celebradas debilidades
conceptuales de la postmodernidad la convirtieron en una categoría
vaga,muy útil en su aplicación práctica para legitimar las novedades
de lo mismo, pero inútil para cualquier intento razonable de explicación
del presente. ¿Que Greenberg es el ejemplo de un moderno formalista,
partidario de la autonomía del arte y de un modelo de sujeto identitario
y falocrático,mientras Duchamp lo sería de un postmoderno conceptual,
partidario de la heteronomía y de un modelo de sujeto de la diferencia
y lo trans? Ya será menos.Además,por qué debemos asumir que esos
términos fetiche de formalismo, autonomía e identidad, sin mayores
matizaciones, es decir, sin necesidad de explicar de qué estamos
hablando, son el diagnóstico indiscutible de los males que nos
acechan. Fantasmas conceptuales.Todo el arte del s.xx está plagado
de malentendidos. También sus teorías.Como señala el propio de
Duve las tentaciones de Adorno eran muy semejantes y, sin embargo,
fueron los mismos partisanos de la postmodernidad, esos que no
podían perdonar a Greenberg sus deslices sobre el kitsch, los
que se sirvieron del crítico de la “industria cultural” como voz
de autoridad. La principal diferencia entre ambos estribaría en
que “Adorno cree en la salvación por el arte, y Greenberg no”.
Aparte de sus errores de bulto, que los tuvo, lo que algunos ilusionados
del porvenir no le pudieron perdonar es su inveterado pesimismo
y su falta de fe en la utopía artística. Y lo que, por supuesto,
nunca le pudo perdonar el mercado a partir de los sesenta, cuando
comienza su destino tragicómico, es que se empeñara en mantener
sus posiciones críticas, con la misma severidad que antaño, a
pesar de los nuevos, y tan prometedores, cambios de aire de la
“historia”.
Ya
digo, demasiados equívocos. Cuando Duchamp dijo aquello de tonto
como un pintor, se refería por supuesto a las tonterías de la
mano. Pero aquellos que nunca han comprendido lo que había en
su obra de recreación en lo manual, discrepancia con el presente
y diálogo vivo con la tradición, parecen haber entendido que prescribía,
simplemente, dejar la mano tonta y hacerse el listo. Por eso,
para actualizar su crítica habría que decir, más bien, tonto como
un postduchampiano, o mejor, tonto como un postconceptual.Ya no
por las torpezas de la mano, ahora olvidada, sino por las tonterías
de concepto, que lejos de contribuir a despabilar la mano boba
y desentumecer el cuerpo no hacen sino evidenciar todavía más
las carencias de su manca. Es cierto, con todo, que el arte en
nuestros días ha llevado al extremo los procesos de autoconsciencia
e intelectualización y que fue Duchamp, entre otros, quien dio
los pasos decisivos en ese sentido sin que se vislumbre como posible
una vuelta atrás. Este es pues nuestro horizonte. Y con tan pesada
carga mental,lo único que puede aliviarnos el cuerpo y ayudarnos
a sortear los peligrosos espejismos de la ideología es la puesta
en crisis de tanto errático “concepto” heredado.De aquí la urgencia
de renovar nuestro utillaje teórico, de hacer una revisión crítica
de las ideas recibidas, de reconstruir nuestra memoria histórica
y, en definitiva, de poner en crisis los discursos vigentes sobre
el arte contemporáneo y las categorías que los sustentan.
Esta es la tarea que asumió de Duve,hace ya algunos años, en esta
lectura intensa y a contrapelo de los textos de uno de los mejores
y, sin duda, el más influyente de los críticos del s. xx.Volver
a leer para actualizar y dar nueva vida al texto, apartar los
pesados velos con que la doxa pretende cubrir y cerrar, negar
por medio del tópico, todo aquello que amenaza la confortable
vigencia de los discursos dominantes. Al hacerlo actúa como un
clásico, traduce sus escritos para nosotros, los traslada a nuestro
presente. Sólo así se puede dar cuenta de lo que Greenberg dijo
de verdad en su época y, sobre todo, de lo que puede sernos útil
hoy, de los interrogantes que nos plantea y de aquello que todavía
podemos aprender de él gracias a sus aciertos y sus errores. Esta
queremos que sea también, en lo posible, la orientación de nuestra
nueva colección de inéditos, la de traducir los textos que deseamos
intentando ser conscientes de lo que de verdad significa traer
y llevar.
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