Donde
se invita al lector a revisar la crítica de Clement Greenberg
como culminación de una historia de la pintura entendida
como afirmación del plano y negación de la ilusión,
poniéndolos en relación con las réplicas
de Harold Rosenberg y estableciendo una conexión no explícita
entre su teoría de la experiencia estética, caracterizada
por la objetividad y la inmediatez, y las ideas que Susan Sontag
defendiera en Contra la interpretación sobre la falacia
de separar forma y contenido.