Siguiendo
el rastro de una aparente distracción de Delacroix, y de
las sucesivas interpretaciones desviadas que aquella obra suscitó,
se trae a la luz la historia inesperada de otros tantos descuidos
en las telas de la modernidad que harán las delicias del
lector, componiendo con todo ello un intempestivo fresco tragicómico
de aquello que había sido distraído de la historia
heroica y oficial de lo moderno: lo ridículo de su seriedad
descentrada, su horror cómico y la irremediable prevalencia
del sarcasmo como señal de burla y de victoria.